sábado, 16 de marzo de 2013

Capítulo 19


Corrí, corrí y corrí. ¿Qué acabo de hacer? ¿Por qué lo he hecho? Tengo que controlar mis impulsos. Ahora sí que no hay manera de seguir con el plan de hacerle soltar lo que siente. ¿Qué voy a hacer ahora? Aún más, ¿Cómo voy a poder controlarme a su lado? Después de experimentar ese beso, ESE BESO. Dios mío. No puede ser. Ha sido eléctrico, magnético. Mi cuerpo me pedía a gritos estar a su lado. Su boca me suplicaba que la besara y yo simplemente he seguido mis más puros instintos. Aún podía sentir el calor de sus labios sobre los míos, sus manos recorriendo mi cuerpo, mis dedos enredándose entre su pelo, mis piernas enrollándose en su cintura, su olor, su sabor…
Estaba totalmente sonrojada, jadeaba y tuve que parar. Me incliné y apoyé mis manos en mis muslos intentando recobrar la respiración a duras penas. Cogía cada aliento como si doliera.
— ¿Eli? ¿Qué pasa? –Di un salto al oír una voz a mi lado. Era Raquel, mirándome como si fuera un perro verde bailando encima de una pelota de circo. Intenté recuperar el aliento para poder hablar pero no pude, así que seguí hiperventilando. Colocó las manos en mis hombros y me miró preocupada.
—Inspira… Expira… cuando puedas respirar, por favor, dime qué está pasando. Dime por qué te he visto correr como si tu vida dependiera de ello y por qué Erik está que trina. Enserio, podría romper una pared con la vena de la frente. ¿Qué… Ha… Pasado? –Dijo ella demasiado rápido y me costó entenderla. Inspiré, Exhalé y entonces noté lágrimas en mis ojos. ¿Por qué no puedo simplemente hacer lo que tengo que hacer? Siempre tengo que fastidiarlo todo. Quiero tener una relación normal con alguien. No quiero que me tome por un rollito de un mes de verano y punto. Sé que es pedir demasiado, pero no puedo evitarlo. Es algo que deseo, punto. Aparte, yo no me veo solamente un mes con éste hombre. Porque simplemente, me he ENAMORADO de él. No puedo evitar lo que siento y me siento horrible al pensar que él puede no sentir lo mismo por mí. A lo mejor, no debería presionarlo. ¿Y si al presionar tanto, simplemente me dice que yo no le gusto tanto como él a mí? Me destroza, directamente, como una bala directa al corazón. No me veo capaz de superar eso. No. Piensa… Piensa… ¿Qué hago ahora? Miré a Raquel, con la respiración controlada. Por fin.
—Riri, no me he podido aguantar… -Le dije, sin mirarla. Me miró con cara confundida, con una curiosidad que quemaba en sus ojos –Le he besado, y vaya beso… –Añadí en un susurro. Al instante de soltar las palabras, se le iluminó la cara y se le formó una sonrisa de autosuficiencia, me estaba diciendo con la mirada: “¡TE LO DIJE!” Rodé mis ojos hacia ella. Giré el cuello para intentar relajarme y vi una figura moviéndose en nuestra dirección. Me giré de golpe, para ver a Erik, con cara determinada viniendo a paso rápido hacia mí, como si él fuera un toro y yo una señal de neón de color rojo que pusiera: “¡Ven a por mí!”
Me giré buscando una salida, alguna manera de evitar que se apoderara de mí así como así. No creo ser capaz de aguantar estar cerca de él sin besarlo, no después de lo que acaba de pasar. No después de saber qué es besarlo.
Vi mi salvación en el último momento, un baño. Me dirigí allí como si dentro hubiera un monstruo de chocolate y yo tuviera que comérmelo para salvar a la humanidad.
Entré y me relajé al instante, pensando que él no podía entrar. Pero aparentemente estaba equivocada. Porque oí movimiento y todo lo que pude ver fue a Erik empujándome dentro de uno de los baños. No, esto no. No creo que esto sea lo mejor para mantenerme alejada de él. Me resistí, pero no fue suficiente. De repente tenía la pared fría en mi espalda y unos ojos azules, tan increíbles que me hubiera derretido si él no me hubiera estado sosteniendo, atravesándome con la mirada. Jadeé, y antes de poder recobrar el aliento, noté su boca sobre la mía. Noté su calidez rodearme al mismo tiempo que sus brazos lo hicieron. Me dejé rodear, me dejé consumir. No podía huir, no podía evitarlo. Moví mis manos, que estaban situadas en su pecho y recorrí sus brazos, deleitándome de lo fuertes que eran. Llegué hasta sus anchos hombros y les di un apretón ligero, causando que él se apretara contra mí haciéndome notar completamente la pared contra mi espalda. Coloqué mis manos en su cuello, profundizando el beso. Él movió sus manos por mi cintura, apretándola. Mientras yo escondía mis dedos entre su pelo, levantándolo, él me recorría la espalda con las manos, desenganchándome de la pared. Jadeé, necesitaba aire. Nos separamos dos segundos, durante los cuales no apartamos la mirada el uno del otro. Sus ojos azules eran magnéticos, no podía mantenerme apartada. Seguía rodeándome con sus brazos, me sentía segura y protegida. ¿Qué estoy haciendo? Tengo que hacer algo, tengo que dejarle claro que no soy una cualquiera, que no lo quiero solamente por un mes. Quiero que quede claro. Intenté recobrar el aliento, y me aclaré la garganta. Lo aparté con las manos, sacándolas a regañadientes de entre su pelo.
—Yo… solamente… quiero que sepas… que no soy una cualquiera… -Respiré de manera brusca e intenté recobrar la compostura –No quiero que esto sea un rollo de verano que luego nada… Quiero que sea real, quiero estar contigo enserio. Y sé que tienes miedo al compromiso, pero si realmente quieres que pase algo entre nosotros… vas a tener que hacer un esfuerzo y expresar lo que sientes, o lo que no sientes, o sino… -Lo miré fijamente, tragando forzosamente –Vas a perderme de verdad… -Añadí con un hilo de voz. Aproveché el golpe que mis palabras le habían causado para abrir la puerta del baño y salir de allí, de nuevo con el corazón en la boca.
Fuera del baño estaban Raquel y Quim riéndose. Me acerqué a ellos, con paso rápido, furiosa.
—No sé lo que tramáis, pero que sepáis que no funciona. Ese hombre de allí –Señalé hacia el baño, justo en el momento en el que Erik salía, con la cara empapada de agua y con mirada herida –Tiene problemas para confiar en las personas, tiene miedo al compromiso. Si queréis que estemos juntos, tenéis que presionarlo a él para que muestre lo que siente, tal cual. No quiero un rollo pasajero, no soy de esas. Cuando me enamoro de alguien, me enamoro enserio. No quiero pasarlo mal, así que no vuelva a acercarse a mí a no ser que tenga claros sus sentimientos, de lo contrario, va a romper mi corazón en pedazos cuando puedo evitarlo desde ahora –Hubiera seguido mi discurso, pero no quería llorar. Esto se ha acabado, no voy a hablar más con él, no voy a hacer nada con él. Eso implica que estas sesiones IMPRESIONANTES de besos, se han acabado. Suspiré.
—Eli, quieres evitar que él te haga daño rompiéndote el corazón. Pero si evitas que pase algo que los dos queréis que pase, te estás rompiendo el corazón tú misma –Dijo Raquel, mirándome con el ceño fruncido, intentando hacerme cambiar de opinión. Debería haber sabido que no iba a funcionar, al fin y al cabo, somos igual de testarudas y me conoce como nadie.
—Te equivocas, puede que si él me rechaza me rompa el corazón, pero lo hará aún más si sigo con esto sin estar segura de los sentimientos que tiene él hacia mí. Si al cabo de un tiempo, digamos un mes, se ha cansado de mí ¿Qué? Entonces de mi corazón no van a quedar ni los trozos. Tiene que superar sus miedos. Y creo que realmente puede hacerlo, simplemente tiene que ser valiente. NO CUESTA TANTO –Dije, mirándolo, para que quedara claro todo lo que sentía. Me sentí mejor al haberlo soltado todo, pero aún quedaba esperar a que él me correspondiera. A lo mejor es pedir demasiado. Se va a asustar, va a mandarme a paseo y yo voy a acabar llorando en casa de Raquel con un bote de helado de chocolate de 70% de cacao. Pero si no lo suelto no soy fiel a mí misma, y por eso sí que no paso. Ante todo quiero ser auténtica, por mucho que me guste no voy a dejar de ser yo misma. Si le tengo que gustar, tiene que ser por mí misma, por mi personalidad loca y mi cabezonería. Si no le gusto como soy, no le gusto. Una cosa clara que tengo desde siempre es que no voy a cambiar por nadie, por nadie. Solamente puedo cambiar si quiero yo ser mejor, pero para mí misma. Y a mí él me gusta por sí mismo, solo espero que yo le guste de la misma manera. Supongo que tendré que esperar para saberlo.

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