jueves, 11 de abril de 2013

Capítulo 41


Me dirigí hacia el campo de fútbol con la sonrisa aún en la cara. Bien, de momento ya he conseguido que Raquel sacara lo que lleva dentro, ahora solamente falta averiguar si Quim siente lo mismo por ella. Yo creo que sí, porque cosas como esta no son fáciles de esconder y por lo que he visto, tampoco no se le da bien esconderlas. Siempre acabo descubriendo cualquier cosa que Raquel me esconda, no sé ni por qué lo intenta. Cada vez que esconde algo, tiende a enviar siempre la conversación hacia la otra persona, como si tuviera miedo de hablar y soltarlo sin querer. Intenta hablar lo menos posible y eso es totalmente contradictorio a su personalidad, por eso sé exactamente cuando no quiere decirme algo. La conozco como si fuera mi hermana real.
Caminando por el campo, vi a una figura azul moverse hacia mí. Me giré enfrentándolo y una sonrisa creció en mi rostro sin remedio. Erik. Debió volver al campo mientras hablaba con Raquel. Vi su sonrisa radiante y mi cerebro reaccionó enviando escalofríos por todo mi cuerpo a pesar de la elevada temperatura del ambiente. Solo verle, sus ojos azules me golpean como si fuera la primera vez que los viera. Tiene exactamente el mismo efecto, todo él, ahora que cuando lo vi por primera vez en medio del pasillo. Parece una eternidad mirado desde este momento, pero en realidad solamente hace unas semanas. Ha pasado tanto en estas semanas que parece sacado de una película romántica. Pero en las películas románticas siempre aparece un problema que hace tambalearse la relación, eso aún no ha pasado porque sus dudas fueron previas a la relación. Normalmente es algo que hace cuestionarse la certeza de la pareja. La verdad es que nuestro caso es un poco diferente, hay una diferencia de edad, pero él no lo aparenta y su edad mental puede que esté incluso por debajo de la mía, pero eso es lo que lo hace especial.
Sin tiempo a otro latido más, atravesó los pocos pasos que nos separaban y me rodeó con sus brazos. Reí y me apreté contra su cuerpo, era capaz de oler su esencia a hombre que tanto me gustaba. Podría quedarme rodeada por sus brazos toda mi vida, es como si tuviera un estilo de hechizo sobre mí, que no me permite pensar en nada ni nadie más. Tiene mi cabeza totalmente bajo su control.
— Vamos, Erik. La vas a romper al final. Deja de hacer tonterías y déjala pasar lista tranquila que ya ha perdido suficiente tiempo cuchicheando con Raquel. Chicas... — Dijo Quim, que de repente estaba a nuestro lado mirándonos con envidia. ¿Cuándo ha aparecido? Ha sido como un fantasma, o puede que estuviera tan distraída por Erik que podría haber caído una bomba que no me hubiera enterado. Será eso.
— Es mía, puedo hacer lo que quiera, ¿Verdad? — Contestó Erik, mirándome con los ojos brillantes. Le miré a los ojos con expresión soñadora y le regalé una sonrisa tan grande como un corte de sandía. Me apretó más a él, ya que aún estaba en sus brazos, y me besó tiernamente. Sonreímos ambos en medio del beso, demostrando a todo el mundo y a nosotros mismos lo mucho que pertenecíamos el uno con el otro. Por favor, no me dejes nunca, nunca, nunca. No me creo capaz de superarlo. La verdad es que el tiempo es indiferente cuando encuentras a la persona correcta. Es un riesgo necesario en este caso, necesario para la propia felicidad. En tan poco tiempo te has ganado tal lugar en mí que no deja de asombrarme. No me sorprende el haberme encaprichado tan fácilmente, porque soy muy enamoradiza, como ya ha quedado claro anteriormente. Pero lo que sí me sorprende es su capacidad de conseguir mantenerme cada día más enganchada, cada día descubro una faceta suya o me maravillo por una ya conocida. No creo que nunca me canse de mirar fijamente a sus ojos y perderme en su profundidad, o de notar sus brazos rodearme y sentir la calidez que recorre mi cuerpo. Son sensaciones irreversibles e irremediables a su alrededor. A su alrededor, exactamente donde quiero estar.
— Venga, ponte a trabajar o sino sí que le daremos una razón sólida al director para separarnos — Dije separándome unos centímetros para recuperar el aliento que él me robaba cada vez que sus ojos sobrehumanos me miraban. Suspiré mientras me miraba fijamente, negándose claramente a separarse. Sonreí y acerqué mis labios a los suyos, haciéndole pensar que iba a besarlo. Pero cuando separó los labios ligeramente para darle la bienvenida al beso le mordí el labio inferior juguetonamente. Gruñó y me besó con fiereza y no pude resistirme, le rodeé el cuello con los brazos y me apreté contra su pecho, notando a través de mis labios su sonrisa radiante.
Cuando el hecho de respirar se convirtió en un problema nos separamos y me besó tiernamente la nariz, consiguiendo una risita tonta por mi parte. Este hombre me puede. Sabe exactamente cómo derretirme, me encanta. Nunca me había sentido tan conectada con alguien, tan enganchada.
Pasé a través del campo a pasar lista, y como era lógico el que estaba más cerca, con una sonrisa en la cara, mientras negaba con la cabeza como si no quisiera mirar más, era Quim. Envidioso.
— Buenos días señor envidioso. ¿Tienes la lista? — Le pregunté sonriendo, al ver que se reía por mi acusación, me reí sin poder evitarlo — Venga, seguro que estás ocupado, no quiero molestar — Añadí al ver que no movía ni un músculo. Asintió con la cabeza y se movió hacia su mochila, y justo al lado estaba la lista con las asistencias. Me la tendió y lo miré intentando descifrar su expresión, ya que había cambiado de repente. Pude observar entonces, que no me estaba mirando a mí realmente, tenía la mirada fijada en algo detrás de mí. Miré por encima de mi hombro, sin siquiera preocuparme por disimular. A lo lejos pude ver a Raquel mirando un papel con Tete justo al lado muy juntos y concentrados. Estoy segura que es solamente algo del colegio, Tete es muy mayor, y encima diría que tiene pareja e hijos. Pero es raro que Quim no lo sepa, si se conocen muy bien entre ellos. Pero eso no creo que evite el hecho de que se ponga celoso, porque los celos normalmente al principio salen por las cosas más tontas y luego ya empiezas a darte cuenta de que es una tontería, solamente si llegas a estar con esa persona, claro. Supongo que Quim y Raquel siguen en la etapa ni siquiera sé que me gustas, entonces es totalmente entendible que él tenga celos por todo, si ni siquiera sabe que Raquel le corresponde. Es un tema delicado, porque los sentimientos de cada persona son personales, como bien dice la palabra, entonces eso hace exclusivo el hecho de aceptarlos y afrontarlos. Así que no voy a presionar, solamente voy a esperar a que lo deje ir cuando esté preparado. Exactamente lo que hice con Erik, aunque se podría decir que algo de presión sí que hice. Sonreí ante ese pensamiento. Miré de nuevo a Quim esperando que cambiara la cara, pero no lo hizo. Justo lo contrario, frunció el ceño de tal manera que por un momento pensé que sus cejas iban a convertirse en una sola. Solté una risa silenciosa y seguí pasando lista, dejándolo solo con sus pensamientos, fueran los que fueran.
Cuando hube acabado, decidí colocarle la hoja en la cara en vez de tendérsela. Porque estaba completamente segura de que no la hubiera visto, sino. Me reí mientras, sobresaltado, cogía la hoja y el color teñía sus mejillas morenas por el sol. Sus ojos oscuros aún se oscurecieron más al mirarme sin entender nada. Me reí aún más fuerte, ganándome una mirada enfadada por su parte. Empezó a girarse, no sin mirar de nuevo hacia Raquel, Como no.
— Campeón, ¿Cuánto tiempo vas a seguir en negación? No es sano, ¿Lo sabías? – Dije antes de siquiera darme cuenta de que estaba hablando. Paró en seco y me miró con los ojos abiertos como un cordero antes de ser degollado. No me contestó. Supongo que pensará que lo ha soñado o algo, porque parece que hubiera perdido la capacidad de hablar. Levanté las cejas, preguntando. Así dejo evidente que no lo decía de forma retórica, ni que lo ha soñado. Es real, y va a tener que darme alguna respuesta, quiera o no.
— Eh… Emmm… No… Yo… – Empezó sin saber exactamente cómo expresar lo que en ese momento le pasaba por la cabeza. Negó rápidamente con la cabeza, como si intentara sacarse las dudas y las ideas incompletas de la mente – No sé de lo que me estás hablando, Eli. Sí, tenías razón. Estoy ocupado y empiezas a molestar – Soltó sin poder contenerse. No me lo tomé mal, porque yo fui la primera que soltó un tema que no quiere abordar y lo entiendo. Así que se lo perdoné sin siquiera pensármelo. Asentí con la cabeza, con una sonrisa de disculpa en la cara. Me giré y me fui a molestar a otro monitor. Suspiré. Esto de intentar que la gente se enfrente a sus sentimientos es muy cansado, tendré que buscarme otro trabajo. 

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