sábado, 16 de marzo de 2013

Capítulo 1


Ring, Ring, Ring.
¿Qué pasa? ¿Qué día es? ¿No había acabado ya el colegio? No entiendo nada.
Levanto la cabeza del cálido y moldeado cojín para mirar el día en mi teléfono. 25 de Junio. El nombre de la alarma para despertarme ponía:
¡Primer día de trabajo de verano!
Entonces me di cuenta. ¡Ah! Es verdad, que hoy empiezo el trabajo de verano. Por suerte es en mi misma escuela, por tanto, conoceré a la mayoría de los niños. Adoro a los niños pequeños, por eso decidí trabajar en mi colegio durante 5 semanas después de clases, para poder disfrutar de ellos. Aparte, no iba a estar sola, tenía a mi mejor amiga Raquel para hacerme compañía. Sonreí al instante al pensar en mi mejor amiga Raquel, porque ella no es como yo, en realidad es totalmente contraria a mí, no físicamente, sino de carácter. Yo adoro los niños pequeños, a ella la sacan de quicio, los encuentra ruidosos, pesados y babosos. Así que el simple hecho de pasarme 5 semanas cuidando de enanos monísimos con ella me provocó una risa instantánea.
En ese momento me levanté con más ímpetu, fui al baño y me miré en el espejo, pensando que iba a hacer con mi pelo. Bueno, como estoy con niños pequeños no hace falta arreglarme mucho, ¿verdad? Pues nada, una cola para mi largo pelo castaño oscuro, las lentillas puestas por comodidad. De ropa… ¿qué me pongo? A ver… miré dentro de mi armario, mucha ropa no tengo, así que la elección no era muy difícil. Opté por unos leggins y una camiseta larga. Cómoda y mona, perfecto. Ahora falta esperar a que pase Raquel a buscarme. Hoy al ser el primer día, nos venía a buscar tanto a Raquel como a mí, a nuestras casas, el monitor de piscina, Juan. Por eso, el timbre sonó temprano. Si me hubiera venido a buscar Raquel, habría sonado más tarde, eso seguro.
Teníamos que estar en el colegio a las 8 de la mañana, ya que los niños vendrían antes para colocarlos en sus grupos. Que nerviosa estoy, y no sé por qué, si solamente voy a estar rodeada de niños pequeños. Tengo la sensación que va a ser más que eso, y normalmente mi instinto no me engaña. Entramos en la escuela, con una energía que flaqueaba días antes, cuando aún teníamos clase. El campus de verano se dividía en 4 grupos: inglés, tenis, fútbol y libre.
Yo iba a estar de monitora en el último, pero tenía curiosidad sobre quién iba a hacer de monitor tanto en fútbol, como en tenis. Monitores de fútbol… mmm… suena interesante, a lo mejor mi subconsciente pensó en monitores guapos, por eso estaba tan nerviosa, será eso, ¡subconsciente malo! Empecé a notar un nudo en el estómago a medida que iba avanzando lentamente la hora, pasando simplemente de las 8 a las 9 de la mañana apenas.
Fuimos directas hasta las salas donde momentos después estuvieron tan llenas de niños que faltaban sillas, así que fuimos a buscarlas al polideportivo. Raquel y yo, con 3 sillas en cada mano, haciendo nuestro camino hacia las clases, nos cruzamos con 4 hombres, cuando digo hombres, son HOMBRES. Altos, musculados, con camisetas deportivas, así que supuse que eran los de fútbol. Hubo algo que captó completamente mi atención. Unos ojos azul mar, un azul totalmente indescriptible. Una vez fijada la vista en sus ojos, no pude ver nada más, ningún otro monitor, ningunos otros ojos. Lo que me llamó más la atención, no fue simplemente su mirada, sino la intensidad de ésta. Se compensaba con la mía. La sensación de tener sus ojos dirigidos hacia mí, me provocó escalofríos por todo el cuerpo, como si yo no fuera la propietaria de éste. Me recorrió con la mirada tanto como yo había hecho segundos antes de cruzar por su lado para ir a por más sillas.
Cogí las sillas casi sin aliento, intentando coger 4 en cada mano esta vez. Odio hacer viajes, así que siempre cojo más de lo que puedo para evitarlos. La mayoría de las veces acaba algo en el suelo. Al pasar de nuevo cerca de las clases, evidentemente, dos sillas se me resbalaron de las manos. Del ruido al caer al suelo, vi que los 4 monitores se movieron en mi dirección. El de los ojos azules, iba a descubrir su nombre pasara lo que pasara, se acercó a mí con una sonrisa en su cara. Oh, dios. Su sonrisa es más embriagadora incluso que sus ojos, y eso no es tarea fácil. Su sonrisa provocó un pequeño flaqueo en mis rodillas. Mientras caminaba hacia mí, no separó sus ojos de los míos. Al agacharse y coger las dos sillas que estaban en el suelo, me cogió una silla más de cada mano. Me fijé en él, en su altura, era bastante alto, bastante. Me fijé en la forma marcada de su mandíbula, sus labios finos, pero llenos a la vez, que me pedían a gritos que los probara. Su pelo corto oscuro, que contrastaba con la claridad y transparencia que destilaban sus ojos. Cuando se giró para ir hacia las clases con mis sillas en las manos, llevándolas como si de dos plumas se tratase, pude observar la musculatura de sus brazos. Oh, dios, mío. Impresionante. Sus brazos eran por lo menos dos veces los míos. Al estar detrás de él, pude ver su parte trasera. No voy a hacer ningún comentario, simplemente me ha dejado sin aliento. Suerte la mía de estar detrás de él, si hubiera visto mi cara, seguro habría salido corriendo.
Al llegar a la clase, las dejó apoyadas en la pared, a mi lado. Cuando las hubo dejado, lo miré, y le di las gracias, con una sonrisa inmensa, irremediable, en mi cara. Asintió con la cabeza para hacerme ver que no había sido muy costoso para él, que lo había hecho con gusto. Nos quedamos mirando durante unos segundos, en ese momento sentí como si el tiempo se parase. Espero que en mi cara no quede reflejado tan claramente como noto, lo que este hombre me provoca.
— Eh, Medina, nos necesitan – Dijo otro monitor de fútbol, interrumpiéndonos, también muy guapo y alto, algo más musculado que el que tenía justo delante. Pero una vez visto al ojo que me derrito, no había comparación. Sí, ojo que me derrito queda bien, porque cada vez que miro a sus ojos me derrito. También podría llamar a esos ojos tan increíbles color: azul me derrito. A partir de hoy, ese azul será un nuevo tipo de azul, mi favorito. Nunca voy a ver el color azul de la misma forma.
— Voy, Quim, espérame. Perdona, ya nos veremos por aquí, ¿verdad? – Dijo guiñándome un ojo, produciendo escalofríos recorrer toda mi columna vertebral, de arriba abajo. Con prisa, pero a la vez quedándose mirándome para observar mi respuesta.
— Aja – fue lo único que pude responder, a la vez que asentía con la cabeza.
— Bien – Dijo él, dejándome KO con otra de sus sonrisas antes de desaparecer por la puerta, mirándome una última vez antes de doblar la esquina, como si quisiera comprobar que yo era real, que realmente estaba allí aún.
En ese momento, apareció Raquel, que me miró como si fuera Peter Pan con un traje de navidad. Intenté aparentar normalidad, pero era demasiado difícil, se me escapaba la sonrisita tonta causada por el rastro de los efectos de su mirada, y su sonrisa. No, Elizabeth, concéntrate, no puede ser que a primera vista ya estés así. Es sólo un monitor, sólo un monitor. Tarde, ya no puedo sacármelo de la cabeza. Al menos sé su apellido, ¿no?, es mejor que nada. Aunque nada es como se siente, no sé nada de él, sólo lo increíble que es su mirada y su sonrisa, y su cuerpo, y…
— Canta – Dijo Raquel, sacándome de mi mundo, percibiendo al instante que había algo que no le estaba contando. Me miraba con una ceja levantada, con su típica cara de suspicacia. ¿Por qué tiene que conocerme tan bien? No es justo.
— Emmm... Nada, ¿de qué hablas? – respondí evitando su mirada, porque sabía que si la miraba, sabría al instante qué pasaba. Luego se lo cuento, no quiero que por querer soltarlo, se entere todo el mundo, puede pasar de nuevo por la clase en cualquier momento. Así que tendré que esperarme a que estemos en un lugar seguro.
— Ya me lo contarás, de ésta no te libras, que lo sepas… – Saltó antes de irse de la clase con determinación. Apuntándome con el dedo inquisitoriamente.
Una vez sola en la clase, me permití a mi misma sonreír como una tonta, mientras tatareaba algo sin sentido. ¿Qué me está pasando? ¿Debería ir a ver si lo veo? No, me esperaré, ¿puedo esperar, verdad? Eso espero.
Una vez agrupados los niños, Raquel fue asignada como ayudante de un monitor de fútbol, quién se presentó como Tete, aunque se llamaba José, todos le llamaban Tete. Éste, solo verme me sonrió ampliamente, y entabló conversación muy fácilmente conmigo, fijándose en las joyas que llevaba. Luego, otro más se me acercó para pedirme una lista de niños de su grupo, que había habido algunos cambios que debía añadir. Me dirigí al despacho de deportes, donde se encontraba el ordenador con todas las listas, busqué la que quería y añadí los niños faltantes. Cuando estaba imprimiendo, apareció el director de deportes preguntando qué hacía, al contárselo, me dijo que tenía facilidad para el tema de los ordenadores y sabía más o menos donde se encontraba todo. Simplemente lo sabía porque me había pasado el curso entero como monitora de piscina para los más pequeños, dos horas dos días a la semana.
— De acuerdo, tú te quedarás aquí como mi secretaria, hecho. – Dijo el director de deportes con una sonrisa, orgulloso de su repentina decisión. Le sonreí para que no se sintiera mal, pero internamente suspiré ante el pensamiento de no pasar tiempo con Medina, el señor ojo que me derrito. Bueno, así cuando lo vea, lo veré con más ganas, ¿verdad?, ¿verdad? Esto de convencerme a mí misma no se me da muy bien.

4 comentarios:

  1. Me gusta mucho. De verdad que es una pena que no tengas más lectores y/o seguidores. Está muy bien escrito aunque le pondría algún espacio tipo así:

    Tarde, ya no puedo sacármelo de la cabeza. Al menos sé su apellido, ¿no?, es mejor que nada. Aunque nada es como se siente, no sé nada de él, sólo lo increíble que es su mirada y su sonrisa, y su cuerpo, y…
    (espacio)
    — Canta – Dijo Raquel, sacándome...

    Muy bueno, te seguiré de cerca.

    -----------------------------------
    Te invito a mi blognovela negra que llevo escribiendo desde hace unos meses y no me va nada mal.
    http://retratodeunasesino.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. muchísimas graciaaas! la verdad es qe me hace muchísima ilusión que te guste, me pasaré por tu blog. Y sí, me da pena que no tenga casi lectores, pero tengo un grupo en fb donde la cuelgo igual que aquí. Lo del espacio, está colocado en todos los capítulos, pero al colgarlos aquí se me quita, lo volveré a poner :D Gracias de nuevo por seguir mi novela, es la primera y tengo dos más pensadas que estoy deseando escribir, a lo mejor empiezo ya... no sé ;D sigue sigue, que este es uno de los capis que menos me gustan! ;D como te llamas?

      Eliminar
  2. muy buen capitulo... que bien la conoce Raquel! jeje XD a ver que le pasa en la sección de deportes...

    mañana te seguiré leyendo ^^

    un besoo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. me alegra que te gustee ;D ya me iras diciendo qe tal
      un besoo

      Eliminar